La escena transcurre en Alemania, cerca del Berlín de 1931.
Es cine en estado puro, un puñetazo de arte e historia directo al corazón. El director convertido en doctor en antropología social.
Con qué aparente sencillez...
Una de las escenas más terroríficas para cualquier persona con inquietudes de libertad y librepensamiento.
En una película musical sorprende visceralmente esta inyección de crudo fanatismo que muestra con inteligencia y efectividad la miseria moral y asesina que una nación, sus gentes, puede llegar a alcanzar. En 1933, Hitler fue elegido jefe de estado por el pueblo alemán.
Terror emocional puro.
Con solo esta escena, Bob Fosse se elevó a genio del cine.
Alguien debería enseñar esto a los jóvenes en las escuelas y universidades; no los evangelios de la globalidad oscurantista. Que sean capaces de identificar este escalofrío del canbíal fanatismo tan repetido y actual. Tan probable en todo tiempo de la historia.
Aunque estoy seguro de que no entenderían, no sabrían lo que ven. La amorfa masa votante no entiende, no identifica lo obvio, mucho menos las sutilezas. Margaritas a los cerdos. Ningún camello ve su propia giba.
Comienza la historia con un perro en un bosque que escarba en la tierra. La dueña se da cuenta de que ha descubierto una calavera humana, limpia de tierra los restos hasta descubrir dos esqueletos humanos uno al lado del otro.
Y ahí empieza la historia del cocinero de una colla de cazadores colonos del viejo Oeste; que buscando setas en el bosque se encuentra a un chino desnudo entre la fronda que se esconde de unos rusos que lo quieren matar. Y ambos se hacen amigos.
Crítica:
Es casi arte y ensayo del Oeste filmado en formato cuadrado. Dejando de lado el triste título: La primera vaca; me arriesgué a verla hace ya unos minutos.
Y sí, mantiene durante largo tiempo la triste sensación de que estás ante otra película de homosexualismo. No puedes dejar de pensar que, como es habitual ya en el cine actual, la historia va a narrar vida, penalidades y ternuras de dos homosexuales en el Oeste; pero sorprendentemente no hay razón suficiente para interpretar esta amistad como homosexualismo. Es un descanso…
A los que les interese, concluirán que con el tiempo se hubieran convertido en pareja de hecho, pero eso ya no es película, es paja mental de cada cual.
Como toda película de autor que se precie, avanza lenta, aburrida y mediocre incluso en los diálogos.
Pareciera que el fin de la película es plasmar la mediocridad y miseria de aquellos nómadas colonos en su búsqueda de la riqueza.
Si es así, la mediocridad queda debidamente certificada, demostrada y escenificada desde el primer momento.
Un diez de hastío es la película.
Lo mediocre también es triste, desesperanzador y asfixiante porque nunca acaba. Es como una gran boa envolviendo el planeta con sus anillos.
A mitad de la película ya sabes que la gran aventura de los protagonistas es ordeñar una vaca, hacer buñuelos con la leche y venderlos con éxito.
Es una gran obra de la mediocridad porque incluso los actores trabajan aburridos.
Hastiados y apáticos por ese desesperanzador guion del aburrimiento cinéfilo.
Hay un par de actores bastante conocidos que al aparecer brevemente, no parecen aburridos y consiguen actuar, aunque de mala gana.
Es de imaginar que la directora también se aburría y se fue a tomar cafés mientras los subalternos rodaban o grababan la película. O simplemente dejaron las cámaras grabando y se fue todo el equipo técnico a la cantina del pueblo de donde quiera que se encontraran.
Y para mayor drama (las desgracias nunca llegan solas), la película dura casi dos horas.
¡Qué bien plasmado el hastío! A quien le guste el aburrimiento, verá en esta peli una obra ya antológica de la historia del cine.
Y si bien plasmado está el hastío en la cinta, la desgana no le va a la zaga.
Directora: Kelly Reichardt.
Actores: John Magaro, Orion Lee, Toby Jones, Ewen Bremner.
Impartida por el profesor Rasczak (Michael Ironside) en Starship Troopers (Las brigadas del espacio), 1997. De Paul Verhoeven. USA.
Diálogo.
–Resumiendo, este año hemos estudiado el fracaso de la democracia y cómo los científicos llevaron nuestro mundo al borde del caos. Hemos visto cómo los veteranos tomaron el control, imponiendo una estabilidad que se ha mantenido durante varias generaciones. Conocéis estos hechos pero, ¿os he enseñado algo valioso este año? ¿Por qué sólo los ciudadanos pueden votar? –pregunta el profesor.
–Es una recompensa, un regalo que te da la federación por realizar el Servicio Federal –responde un estudiante.
–No. ¡No! Si es regalado no tiene ningún valor. Mirad, al votar se ejerce la autoridad política, se utiliza la fuerza. Y la fuerza, amigos, es violencia. La suprema autoridad de la que procede cualquier otra autoridad –razona el profesor.
–Mi madre dice que la violencia no arregla nada –discute una estudiante.
– ¿En serio? Me pregunto qué opinarían los ciudadanos de Hiroshima sobre eso –ironiza el profesor.
–Probablemente no dirían nada. Hiroshima fue destruida –interviene otra estudiante.
– ¡Correcto! La fuerza ha resuelto más problemas a lo largo de la historia que cualquier otro factor. La opinión de que la violencia nunca resuelve nada, es la expresión de un deseo inútil; aquel que lo olvida siempre paga por ello –concluye el profesor.
– ¡Rico! ¿Cuál es la diferencia moral, si existe, entre un civil y un ciudadano? –pregunta el profesor a un alumno.
–Los ciudadanos aceptan su responsabilidad en la protección del sistema político defendiéndolo con su vida. Y los civiles no –responde el estudiante.
–Esa es la definición textual, pero ¿la entiendes? ¿Crees en ella? –pregunta de nuevo el profesor.
–No lo sé –responde Rico.
– ¡Claro que no! Dudo que alguno de vosotros reconociera la virtud cívica aunque ésta le mordiera el culo –concluye la clase el profesor.
Opinión.
Me gustó y me gusta hoy día más su inusitada violencia. Es sarcástica, caricaturesca; y deliciosamente cruel con los personajes estereotipados a conciencia . Lo cierto es que es extrañamente adulta como pocas. Por supuesto, hoy día no veríamos una película con tanta violencia y muertes sangrientas y sádicas.
A excepción de la tremenda: Bone Tomahawk, 2015. Un diez.
Contrasta mucho la fotografía colorida en pastel y encuadres de telefilme de las tardes del domingo, con desmembramientos tan sorprendentes. Y vamos a ver, los efectos especiales, los bichos, son únicos. De hecho he leído que casi la mitad del coste de la película, Verhoeven lo dedicó a los efectos especiales punteros. Y se nota, vaya que sí: no parecen calcomanías.
Dicen que no ganó lo suficiente en taquilla; pero surge como cine de culto en la actualidad.
Lo mismo que pasó con Donnie Darko.
La lección de historia es de una madurez socio-antropológica tremenda, veraz. Cualquiera que haya leído algo de historia universal, asentirá. Es algo experimentado, de sobras corroborado que la violencia es el único medio o poder para reparar abusos, imponerse y decidir quién gana o pierde. Quien manda. Siempre ha sido así y será. A menos que los seres humanos se conviertan en cucarachas… Porque el ser humano, por genética surgió como especie cazadora y territorial.
Es un soplo de aire fresco ver cine de verdad para adultos, sin la podredumbre de la censura fascista penitenciaria, homosexual, sanitaria y climática de los actuales nazismos poscoronavirus, que continúan usando el nombre de “democracias” o “estados de pleno derecho”. De risa.
Un matrimonio francés que se dedica a la restauración de casas y cultivo ecológico en una aldea tercermundista de Galicia, se enfrenta con unos vecinos endogámicos, mezquinos y envidiosos porque no venden su tierra a una empresa de energía eólica.
Crítica:
Puta gente envidiosa…
Que retrate tan bien a esos cerdos endogámicos es lo único bueno de la película.
La película es solo un panfleto de formas pseudo filósoficas de la España profunda, donde los mezquinos borrachos envidiosos y narco-criminales eliminan gente honrada. Más o menos destaca la película que la condición de ser pobre, en muchos casos va ligada a la deficiencia mental. Y claro, saben que lo son, idiotas.
Y se enfurecen.
Y muerden.
Y rabian.
Es lo más fácil del mundo desearles la muerte a lo largo de la película.
Es lo único que destaca de la película.
La buena actuación del malo gallego (el más parlanchín y beodo) y la de la mujer del francés, es correcta.
Porque el actor del personaje central, parece tener alguna parálisis facial.
Y los demás se hunden en la mediocridad y la asepsia emocional.
Por lo que respecta a la fotografía, mejor te compras una cuantas postales que saldrán más baratas y gratificantes que gastarte el dinero en el cine o el alquiler de la película. Y no requiere más de dos horas largas de tragarte el ladrillo en canal incómodamente sentado.
Es tan solo un producto pretencioso del enaltecimiento del nazismo del coronavirus: su feminismo, su alarma climática, su ecologismo metafísico-religioso y el martirologio nazi: pon la otra mejilla, no seas violento, déjate matar y serás amado y querido.
En fin, obedece y calla.
Es en definitiva un canto chapucero, de más de lo mismo, a la ideología del nazismo poscoronavirus. Una lección de catequesis pura y dura.
Algo tan pretencioso como para no subtitular el noventa por ciento del ladrillo que es francés y gallego. Es puro esnobismo, como si en la España del nazismo poscoronavirus, todo el mundo supiera hablar francés y gallego de la forma más natural del mundo.
No solo es pretenciosa, es cansina, aburrida, previsible y con una acción apenas inexistente. Podrían convertirla en obra de teatro sin problema alguno.
Un catálogo institucional y pagado por el estado español de elitista mezquindad, envidia y martirologio.
Una película blanca blanquísima para aquellos de pose progre y cultura inexistente, salvo la doctrina religiosa de la obediencia al régimen, la ecología y el clima de usura, y la moraleja de lo muy mala que es la violencia.
Es lógico que el actual régimen español la haya recompensado.
Como el amor del franquismo por aquel otro ladrillo que nunca faltaba a su cita cada doce de octubre: Agustina de Aragón.
Las liturgias de las dictaduras solo varían en los títulos de sus películas.
Director: Rodrigo Sorogoyen.
Actores: Luis Zahera, Marina Fois, Diego Anido, Denis Ménochet, Marie Colomb.
Diversos personajes en distintas situaciones dramáticas que de
una forma u otra los relaciona. Historias entrelazadas propias de las grandes
ciudades (Los Ángeles, USA), todo lo malo que ocurre en ellas.
Crítica:
Es dura, dramática, emotiva, sensible, socialmente
comprometida.
Una gran película y también, incómoda de ver porque todo lo
que ocurre es espantosamente cotidiano y mediocremente malo. Como si no hubiera
esperanza.
No hay una salida de emergencia a la magia.
Todos los personajes están conectados por las cosas malas de
la ciudad, porque todo lo mezquino e indigno ocurre en las ciudades, esas
granjas humanas donde hay una selección genética de sus moradores, que ha
desembocado en mala y degenerativa endogamia.
Todo son grandes tristezas, porque salvo los pequeños seres,
todo es enormidad en el planeta.
Todo lo que se genera en una ciudad es malo y sórdido.
Es antinatural.
Y no puede tener un final feliz.
Director: Paul
Haggis
Actores: Don
Cheadle, Ryan Phillippe, Matt Dillon, Terrence Howard, Chris
"Ludacris" Bridges, Thandie Newton, Larenz Tate, Shaun Toub, Brendan
Fraser, Jennifer Esposito, Loretta Devine, Michael Peña, Sandra Bullock, Bahar
Soomekh, William Fichtner, Keith David.
La peor muerte que existe es la del aburrimiento, no hay nada más desesperante que encender un televisor o que empiece la proyección y que las cosas que se deberían mover y hablar no avancen, convirtiéndose siempre en la exhibición de la misma postal durante años, sin ningún tipo de alegría.
Y no es que exija alegría o fuertes emociones, simplemente me conformo con algo que despierte un mínimo de interés.
Sé que es pedir demasiado en esta época de banalidad y mojigatería paterno fascista; pero insisto en no perder la esperanza.
Y bueno, las pelis viejas, viejas son.
No voy a comer siempre los mismos frutos secos rancios, coño.
El cine más adulto y de calidad técnica se cometió (siempre hay basura, no soy un lelo) entre 1990 y 2010, a partir de aquí, comenzó a flojear con la censura y se convirtió en una saga estéril para todísimos los públicos de los héroes Marvel/Disney/DC Cómics y así, asqueados hasta el presente que, nos hace vomitar a los que no acabamos de sentirnos bien con cosas infantiles tras avanzar por la vida la hostia puta de años.
Han censurado el lenguaje, la violencia, el consumo de “droga” como el tabaco (salvo el de alcohol, marihuana, caballo, ácidos, crack y farlopa) y han promocionado en cada uno de los ladrillos que se producen anualmente, la tortillería y el mariconismo como las grandes virtudes para medrar en esta sociedad.
Muy de tarde en tarde realizan algo que pueda tener un mínimo de interés; pero los realizadores han de luchar (no siempre son dados a chupársela a los funcionarios del estado) contra la censura fascista que no permite las calificaciones a las películas que superen la recomendación de “a partir de 7 años”, y ese interés se queda por debajo de lo que te pueda importar un teletubi. Pura mediocridad.
No hay más que ver la histeria de sensiblería que provocó un villano con cierta deficiencia mental, cuyo valor máximo lo consigue cuando baja unas escaleras callejeras mal bailando; pero payasamente vestido. Porque para ser un insano villano, cometió una sola maldad y muy breve, no fuera a darse el caso que el público infantil se me mareara con la sangre. El resto de la peli, es como Historia de un fantasma, puedes ir a mear sin perderte algo importante de la proyección.
Aquel Joker le descerrajó un tiro en la sien al cine de adulto y claro, ya muerto, solo le queda pudrirse.
Y su hedor.
Ahora mirando aquellas películas del Clint Eastwood y su antiMarvel Harry sucio, fuerte y ejecutor, me doy cuenta de que las tipas que salían en sus películas tenían unas tetas de nivel extraterrestre, absolutamente adoratrices, follatrices y lamibles. Me he masturbado tanto que no recuerdo si con aquellas pelís lo hice; pero debería haberlo hecho sin pudor alguno y que mi mamá se sintiera orgullosa de su pequeño Iconoclasta.
Gástate el dinero en putas, porque en cosas inteligentes, ya no hay. Y date prisa, porque quieren convertir a las putas en santas a las que rezar en la iglesia, en su capillita, al ladito mismo de los travelos que también tendrán su capillita. No chupan nada ni se abren de patas, pero llegan a mortificar lo suyo con su absoluta asepsia. Tal vez, cuando te castigues con el mea culpa, podrías bajar con cuidado hacia la zona genital para seguir sintiéndolo; pero ya es puro fetichismo y no me va ese rollo; a mí los coños me gustan sin cosas raras, a los sumo rasurados. Aunque se me da bien y me siento mejor rasurándolos yo mismo, masajeando con esa crema blanca que se mezcla con la deliciosa viscosidad de su humor carnal y luego llega el premio de lamerlo y sus gemidos que me la…
Perdón, ya estaba divagando llevado por la emotividad del texto.
A Ghost Story, 2017 es un película que necesita una hora y media para explicarte que si eres un pasmado o lelo, cuando mueras serás un fantasma lelo, punto.
Para amenizar el ladrillo, te muestra una kilométrica escena de la viuda, sentada en el suelo de la cocina comiéndose una tarta entera y luego, como no podía ser de otro modo, la vomita.
Si durante la peli te dan ganas de cagar, no te preocupes y lee las noticias sentado cómodamente en el váter como yo hice. Por mucho que tardes en salir del cagadero, verás exactamente la misma escena. Yo digo que el director de dicho ladrillo incluyó un avance tecnológico: la Pausa Inteligente (PI).
Podría haber aplicado la “I” de “inteligente” e “interés” en alguna parte de la película; pero nada es perfecto y no ocurrió así.
¿Sabéis de esos marcos digitales para adornar el salón que pasan una foto cada dos horas o algo así? Pues eso es la película, pero la suerte es que solo dura esa hora y media.
Hora y media que debió ser el regalo de cumpleaños de un ejecutivo de unos estudios cinematográficos a su hijo de seis años, que hizo sus gracias con una videocámara.
Una familia aristócrata recibe el encargo de hacerse
responsable de la producción de una valiosa especia que se recolecta en el
desierto del planeta Arrakis o (Dune). La familia a la que se le ha quitado el
negocio de la explotación por orden del emperador, entra en guerra con la nueva.
Crítica:
Si pretende ver Dune (2021) alguien a quien le guste la
ciencia ficción, que sepa que va a ver otra peliculita blanca tipo Disney. Al
principio puedes temer que además del Momoa, aparezca Dwayne Johnson; pero
afortunadamente no es así.
Es una Guerra de las Galaxias más, algo así de poco peligroso;
apto para todos los públicos que no tengan ninguna inquietud intelectual. Tan
vacía que ni siquiera se puede ver un poquito de sangre para que no se diga que
es apológicamente violenta. Más que para todos los públicos, deberían avisar
que es algo como Dora la exploradora, exclusivamente para el público infantil.
Por otra parte, la relación del protagonista con su amigo
(Momoa), está más cerca del homosexualismo que de la fraternidad, con lo cual ya
empezamos a ver el tan habitual dogma de la “inclusión”, flotando entre la
especia tan deseada.
Mucho montaje informático para contar una historia de un
joven atormentado por el subidón hormonal de la adolescencia y poco más que unos
cuantos playmobil vestidos con exóticos trajes haciendo poses y muriendo sin
una sola gota de sangre.
Porque los malos, son los menos malos del mundo del cine y
los buenos los más estúpidos del mundo del cine.
Artísticamente, supongo que gracias al esfuerzo del
director, los actores no actúan; pareciera que tienen parálisis cerebral. Así
que mientras estás plantado delante de la pantalla, procedes a investigar tus
uñas, su longitud e higiene y así hacer más llevadero el metraje inacabable que
dura el ladrillo.
De fotografía e informática, la peli es correcta, conforme a
la mediocridad e infantilismo imperantes que rige Marvel-Disney.
El juego de Ender (2013) otra película que hace mierda una novela,
pasa a ser obra maestra en comparación con Dune (2021).
Tanto cacarear de gran producción y vuelves a ver algo al
estilo anodino e infumable del último Spyderman.
El cine está muerto. Solo las producciones propias de las webs
de películas y series a la carta, hacen de vez en cuando alguna película
comprometida, ya que no corren el riesgo de fracasar en taquilla. El streaming
es el último reducto del cine, porque en las salas ya es cadáver.
Sinopsis (humor negro, terror): Un equipo de televisión realiza un documental sobre cuatro vampiros que viven camuflados entre la gente normal. Estos vampiros muestran a las cámaras su forma de vida, sus problemas, inquietudes e ilusiones. Su difícil relación con los mortales y sus pequeños problemas domésticos.
Crítica:
Rodada al estilo de los docudramas basura de los canales de pago de cadenas televisivas productoras de saldos, como MTV; muestra con un gran humor y un mayor sarcasmo la hipotética vida de cuatro vampiros que comparten casa. Aunque pueda parecer una producción barata, llegan a sorprender los medios de efectos especiales y el guión divertido e ingenioso.
Los actores, fabulosos, bordan sus papeles y la originalidad de algunas situaciones es también sorprendente. En algunos momentos, incluso podría ser inquietante dentro de toda esa comedia.
De vez en cuando, hay destellos de genialidad que avisan al espectador de que la dirección de la película no es una broma, que actores y directores tienen la suficiente habilidad y formación para hacer una película seria y de buen presupuesto si así quisieran.
Un gustazo de película divertida y sorpresiva.
La originalidad y el ingenio al poder.
Bravo.
Director: Jemaine Clement y Taika Waititi. Actores: Jemaine Clement, Taika Waititi y Jonathan Brugh.
Sinopsis (ciencia ficción): Un hombre ante una cámara habla de una hecatombe, de lo que le va a ocurrir el mundo tras una cuenta atrás, una voz de niña le dice que cuente mejor como era antes el mundo. La sociedad humana está al borde de una hecatombe y una niña recibe un pin (una insignia) mágico que la transporta a un lugar futuro lleno de maravillas, se marcha de casa para buscar la forma de llegar a ese mundo y se encuentra con otra niña que la protege y la ayuda buscar a un genio inventor para que la conduzca a ese lugar maravilloso.
Crítica:
Hay películas que vas a ver porque no hay otra cosa que hacer, no hay otra oferta. Y a quien le gusta el cine, debe ir al cine, independientemente del resultado.
Yo me resistía a ir a verla. Sabiendo que es de Disney no puede aportar nada interesante a alguien con un mínimo de formación cultural. Disney debería dedicarse solo a los dibujos animados y caricaturas, querer hacer cine con interés social, cultural o mínimamente intelectual no es lo suyo.
Demasiada tradición fascista arrastra esa productora.
Es infantil y ridícula la actuación de Clooney, es infantil y ridícula la actuación de Britt que demuestra que tiene unos buenos pechos, disimulados entre mucha ropa fea para que no sea obvio y nada más. Es infantil y ridícula la actuación de Hugh Laurie. Todo es ridículo y apesta a mensaje mesiánico falangista o estalinista, cada cual lo puede adjudicar a sus miserias políticas favoritas, dependiendo si es de derechas o izquierdas, pero en ambos espectros, la película es un fracaso y su guión un melodrama tan solo coherente con la vulgaridad, lo simplón e intrascendente y la más trasnochada candidez de los años 50 del siglo pasado.
El director se limita a rodar las escenas centrado exclusivamente en la ciudad futurista, todas las demás escenas acaban siendo soporíferas al cabo de dos o tres segundos. Conseguir que un buen actor como Clooney quede como un artista novato de serie de televisión latinoamericana, requiere esmerarse en ser muy pésimo.
No dejé de mirar el reloj a partir de los primeros diez minutos para poder vomitar toda esa glucosa ordinaria en la calle y fumar un poco de cáncer que le diera trascendencia a tanta estulticia facilona.
Director: Brad Bird. Actores: Britt Robertson, George Clooney, Hugh Laurie.
Nacionalidad: estadounidense (coproducida con España).
Sinopsis (bélica): Un tanque americano y su tripulación realizan diversas misiones en Alemania. Entre batallas y misiones, se desvelan los miedos y la locura de la guerra que no se acaba nunca, en una claustrofóbica vida dentro de un tanque.
Crítica:
La película no soporta la comparación inevitable, con Salvar al soldado Ryan (1998), de Spielberg; que es la obra maestra de las películas bélicas de la 2ª Guerra Mundial.
Ni siquiera el tiempo ha podido vencer los efectos especiales del desembarco en Normandía de Spielberg.
Corazones de hierro es una discreta película, con dos o tres escenas de largos diálogos que de pretenciosas, resultan aburridas. Una interrupción importante en la trama.
Los efectos especiales, muy sencillos apenas dramáticos.
La acción, cuando la hay es buena, y el tema es original.
Contra una dirección bastante mediocre, los actores salvan la película.
Brad Pitt, siempre bueno, siempre eficaz; pero quien se lleva la palma es Shia LaBeouf que aporta una impresionante madurez y un papel especialmente dramático. Es un diez total, en cuanto a su caracterización y su actuación, increíblemente sobria y profunda, se disfruta su trabajo.
No pasará a la historia del cine, pero no hace daño verla.
Director: David Ayer. Actores: Brad Pitt, Logan Lerman, Shia LaBeouf, Jon Bernthal, Michael Peña.
La
Tierra muere, ya no crece alimento y la NASA gracias a la ayuda de seres
extraterrestres, prepara una expedición para encontrar el planeta idóneo para
poblarlo y salvar así a la humanidad de la extinción.
Crítica:
Interstellar es ciencia ficción en el estado más puro, donde
se juega con los agujeros negros, los agujeros de gusano y la relatividad del
tiempo con maestría, originalidad y un impacto visual impresionante. Películas
como ésta, se crean cada cinco años si hay suerte.
Y he tenido suerte y he disfrutado como hacía
mucho tiempo que no lo hacía en el cine, a un nivel emotivo y visual.
Porque ante todo, Interstellar es el drama de
los viajes a larga distancia, el dolor de saber que el tiempo acaba con los que
quedan en Tierra y con la cordura misma.
Es sensacional la carga dramática que hay
incrustada en cada fotograma. Combinando el espacio, las naves espaciales y los
seres humanos que quedan allá abajo.
Sensacional es como se desentrañan para los
creadores los misterios del cosmos y como desarrollan los miedos y las
esperanzas ante una situación como la que narra la película.
Es una obra maestra de la ciencia ficción y el
drama del suspenso y la emoción.
La banda sonora es impresionante, como el
sonido y la fotografía.
No hay desperdicio alguno en el metraje de
casi tres horas.
Qué suerte he tenido.
Director: Christopher Nolan.
Actores:
Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain,
Bill Irwin, John Lithgow, Casey Affleck.
Donnie Darko
es un adolescente perturbado que requiere medicación. Se despierta en un campo
de golf y eso le salva de morir aplastado por la
turbina de un avión que cae sobre su habitación.
Unos
números de cuenta atrás han aparecido en su brazo. Y no sabe qué es lo que espera
al final de esa cuenta.
Su vida
se hace extraña y un conejo gigante y terrorífico lo lleva a alucinar y cometer
extraños actos. Se empieza a preocupar por los viajes en el tiempo y sus
visitas con una psiquiatra son cada vez más complicadas.
Crítica:
Es una película sumamente compleja, donde Gyllenhaal se luce como un
fabuloso actor. Ambientada perfectamente, tanto visual como musicalmente en los
80 del siglo pasado, es una sucesión de impactantes y profundas imágenes.
Diálogos absurdos con una asombrosa coherencia y un hilo de pesimismo y tristeza
que nos lleva a divagar sobre todas las críticas feroces que se hacen contra la
incultura, la intolerancia, la educación y el fascismo (Reagan, el
presidente, es denostado cadenciosamente
y deliciosamente a lo largo de la película)
Es una película de las que se llaman de culto,
porque tiene tantas aristas y tantos temas que se convierte en un ensayo de una
época y de la enfermedad mental.
La banda sonora es potente y atinada como en
pocas películas y la escena final
con la canción de Gary Jules, es
antológica y asienta toda la tristeza, de lo que en realidad es Donnie Darko:
un Jesucristo dispuesto a redimir con su muerte los pecados de todos los
idiotas y de las malas personas.
Excelente, solo para gente con inquietudes
intelectuales, como ocurre con todo buen
cine.
Director: Richard Kelly.
Actores:
Jake Gyllenhaal, Maggie Gyllenhaal, Patrick Swayze,
Jena Malone, Mary McDonnell, Drew Barrymore.
Sinopsis (terror): 1955. Un millonario excéntrico y misterioso contrata los servicios de un detective privado en Nueva York. Debe encontrar a un cantante que desapareció años atrás, al acabar la Segunda Guerra Mundial. Durante la investigación todos los que conocieron al cantante, mueren asesinados. Todas las pruebas apuntan al detective como asesino, tiene que hallar al cantante, porque cada vez está más cerca de la silla eléctrica; pero la magia negra no ayuda.
Crítica:
Ver esta película con la magistral novela aún en mente, es injusto para el film. El escritor pareció haber nacido para escribir esta única novela perfecta del género negro y de terror, puesto que salvo algún guión de cine, William Hjortsberg poco más escribió.
Tuve que verla por segunda vez con la mente despejada del libro para poder apreciarla.
Y el resultado es apabullador: Rourke lo da todo, en gestos, en expresividad y carisma. De Niro magnetiza, es la elegancia pura de la ironía y demuestra en todo momento que algo esconde sin dificultad, sin histrionismos.
Los diálogos tienen la ácida ironía que caracteriza la narrativa de la novela.
La ambientación hace pensar que estamos viendo una película producida en aquella época. Los personajes van del sarcasmo al surrealismo y la atmósfera se va haciendo cada vez más opresiva.
Y la fotografía es perfecta.
La novela deja una traza tan potente, que en una primera visión estas cosas pueden pasar despercibidas para un simple aficionado como yo. Mis disculpas por aquella primera visión de la película.
Hoy para mí, es un film de culto serio como el filo de un bisturí.
Director: Alan Parker.
Actores: Mickey Rourke, Robert De Niro, Lisa Bonet, Charlotte Rampling.
Nacionalidad: estadounidense, canadiense e inglesa.
En una
cena de cumpleaños del padre de la protagonista, una radióloga con un novio
francés, el espejo del comedor se desprende y se rompe haciéndose añicos.
Alguien dice que les espera siete años de mala suerte.
Pero es
peor que una mala suerte, los seres del otro lado usan los espejos para duplicarse
y luego matar a los personajes. La protagonista, sufre un tremendo accidente de
tráfico y no recuerda apenas quien es. Ni siquiera se imagina que podría ser
"la del otro lado".
Con unas
inquietantes escenas y un fatalismo omnipresente durante toda la película, se
desarrolla la acción.
Crítica:
Aquí nos encontramos con una joya de una
sobriedad inquietante. Lena Headey borda su papel y lo hace impresionantemente
creíble, paranoico y obsesivo. Richard Jenkins, a pesar de que no se lleva
tanto tiempo de actuación, es el peso que la da a la película esa peligrosa
seriedad de cotidianidad, de posibilidad.
A destacar el trabajo de todos los actores,
que sin efectos especiales ni alardes de maquillajes, consiguen ser "buenos
y malos" con inquietante realismo.
La crítica que he leído de The Broken, suele ser mala, pero creo que no les
dieron suficientes regalos a los críticos, porque películas como ésta, aparecen
cada cinco años con suerte.
Hay escenas inquietantes, tanto que a pesar de
estar acostumbrado al cine de terror, se me hacen psicológicamente duras, y
todo indica en cada escena que no puede haber final feliz.
Está calculado cada detalle del vestuario,
cada mirada y silencio. Los impresionantes flashes de escenas pasadas, incomodan
deliciosamente el ánimo.
Que transcurra en Londres, a la película le da
clima tan gélido como gélida parece la piel de la protagonista.
Es terror que pega psicológicamente, que mina
lentamente y sin piedad.
Ideal para luego fumar con un café satisfechos
de que hayan artistas capaces de hacernos pasar tan buen rato, aunque sea un
poco inquietante. Porque solo dura 88
minutos que parecen dos horas, y en modo alguno por aburrimiento, sino porque
nos lleva a una posibilidad muy, muy, muy mala.
Director: Sean Ellis.
Actores:
Lena Headey, Richard Jenkins, Ulrich Thomsen, Michelle
Duncan,y Melvil Poupaud.
Un psicópata
asesina y trocea a la novia de una agente especial de policía e hija de un
comisario retirado.
El novio
con el apoyo del padre, busca a los cuatro sospechosos de este tipo de crimen
pidiendo un permiso de dos semanas para poder llevar a cabo su venganza.
Durante
el violentísimo y furioso acoso al palurdo asesino el novio encontrará la
guarida de otro piscópata y las cosas se complicaran.
Crítica:
Como ya comento en la presentación de este
blog, con los coreanos hay que quitarse el sombrero. La violencia de esta
película es tan explícita y las escenas tan grotescas, que a veces uno desearía
no mirar la pantalla.
Los actores son espectacularmente buenos, y el
policía que aparentemente es inexpresivo, nos muestra como se derrumba con una
facilidad pasmosa. El asesino está simplemente perfecto.
Las localizaciones son sórdidas e hiperrealistas
, y la cámara hace planos espectaculares de los actores y su poder. La
coreografía de las luchas está perfectamente medida para no caer en el exceso
de los chinos, o de las malas producciones estadounidenses.
Doy por supuesto, que este tipo de cine se
nutre de la fantasía para las mutilaciones y las peleas. Para eso es el cine,
para crear magia. Lo malo es cuando la fantasía se recrea chapuceramente.
El cine europeo o el estadounidense, jamás
tendrá el valor para filmar con tanta ironía y contundencia la violencia y la
podredumbre del cerebro humano.
Un bravo por esta soberbia película sin concesiones
ni censuras o hipócritas mensajes sobre la efectividad de las leyes.
Francis Bacon dijo: "La venganza es una
especie de justicia salvaje", estoy de acuerdo desde que era niño.
Cuando me refiero a ironía, es que en medio de
toda esta sordidez tan bien trabajada, hay momentos (necesarios dada la tensión
de algunas escenas) en los que a algunos personajes se les hace quedar por
idiotas (a unos policías concretamente).
Es una película que con un montaje trepidante
y un guión agudo, derriba el mito de los carismáticos, intelectuales e
inteligentísimos psicópatas o asesinos en serie, para convertirlos en simples
deficientes mentales cobardes que solo pueden matar seres más pequeños e indefensos
que ellos.
Un bravo por el director, los actores y el
guionista, que han creado una historia valiente sin tapujos ni falsas
moralinas.
Más de dos horas de película que me dejan con
ganas de ver más... Genial.
Director: Kim Jee-woon.
Actores:
Lee Byung-hun, Choi Min-sik, Jeon Kuk-hwan, Oh San-ha,
Kim Yun-seo, Choi Moo-sung, Kim In-seo.
El nieto
de Frankenstein, un neurólogo que da clases en la universidad, recibe la
herencia de su abuelo, el creador del monstruo de Frankenstein.
En
principio tacha a su abuelo de pobre loco, pero una vez en el castillo,
encuentra el diario para crear un ser vivo a partir de trozos muertos.
Decide
con ayuda de un jorobado y una enfermera, crear de nuevo al monstruo.
Crítica:
Hay películas para las que no pasa el tiempo,
que se han convertido en clásicos y que su actualidad se mantiene intacta.
Parece increíble que una comedia que a priori parece tan banal, haya sido vista
por tantas generaciones.
Se trata de una película redonda, todas y cada
una de sus escenas podrían escenificarse como gags en un teatro, por separado,
y tendrían sentido y gracia. El guión tiene un ingenio y un humor a veces fino
y otras tosco, lo que le da la auténtica dinámica e interés a la película. Su
humor es intelectual y a veces tan zafio como medido.
Los actores son insuperables, no se puede
imaginar esta película interpretada por otros artistas. De hecho, no se ha
hecho ninguna actualización o remake.
La dirección está impresionante, así como la
ambientación. Que fuera rodada en blanco y negro, fue un acierto absoluto.
Es imposible olvidar a "Aigor"
sentado frente a "Fronkonstin", confesando que el cerebro es de un
tal:
— "A." no se qué —dice Aigor con cara
de fingida inocencia.
— ¡"A."! ¿Qué? —pregunta irritado
Fronkonstin.
— A. Normal —responde por fin el jorobado.
Hay tantas escenas y todas divertidas e
ingeniosas, que siempre será injusto recordar una sola.
Simplemente genial.
Director: Mel Brooks.
Actores:
Gene Wilder, Peter Boyle, Marty Feldman, Cloris
Leachman, Teri Garr, Madeline Kahn, Gene Hackman, Richard Haydn, Kenneth Mars.
Película
basada en la investigación y captura de Andrei Chikatilo, el carnicero de
Rostov.
Un
policía, un tremendo buen policía, intenta cazar al psicópata, pero la administración
rusa y su burocracia son tan implacables como el asesino. A pesar de todo, el
policía no se rinde en todos esos años de impotencia y de apatía por parte de sus superiores.
Crítica:
Como ejemplo de apabullante calidad, baste
decir que en principio se trataba de una miniserie para la televisión, sin
embargo, optó y ganó premios en concursos de cine, y por supuesto en
televisión. En muchos países se estrenó en cine en lugar de en televisión.
Sorprendente calidad de actuación y dirección.
No hay apenas escenas violentas, es el drama de ese tremendo y empático
detective ruso, al que ponen trabas burocráticas durante años y años.
El detective se cartea con el FBI para recibir
ayudas que sus mandos no le dan.
No pasa desapercibida la actuación de ninguno
de los actores, pero Stephen Rea lo borda creando un personaje melancólico y
triste que causa una tremenda empatía.
Parece un homenaje a un policía excepcional.
Es para disfrutarla y acompañar al detective
en sus vicisitudes sin pestañear.
Director: Chris Gerolmo.
Actores:
Stephen Rea, Donald Sutherland, Max von Sydow, Jeffrey
DeMunn, Joss Ackland, John Wood, Radu Amzulescu.
Un
hombre entra en una comisaría y ante el investigador, dice saber quién es el
asesino de La mano de Dios, un psicópata que mata gente diciendo que son
diablos. Para llegar a conocer al asesino, el misterioso hombre, le relata una
gran historia al detective. De como unos niños fueron educados por un maníaco
homicida. En apariencia...
Crítica:
Al igual que Ben Afleck destaca como un buen
director (mejor que actor), Bill Paxton con esta película consigue hacer una
obra original y adultamente violenta e inquietante sobre la paranoia, la
religión y el asesinato. Destaca en dureza la historia de los dos hermanos y su
padre, la locura de vivir con alguien así de enfermo, en teoría.
Está bien ambientada, hay un gran trabajo de
actores (jóvenes sobre todo, Bill Paxton es un diez) y las escenas de violencia
están llevadas con ira insana haciendo partícipe al espectador de la magnitud
de su locura, de La mano de Dios.
Es una película redonda y sobre todo,
sorpresiva. Un guión elaborado que engaña sobre el final y sobre las motivaciones
que hace dudar hasta de la locura.
Está rodada sin grandes efectos fotográficos,
pero en poco tiempo podemos ver que estamos ante una película diferente, con un
muy bien llevado suspense.
Y con una tremenda carga de maltrato infantil
psicológico, o eso creemos.
Muy buena, de verdad...
Director: Bill Paxton.
Actores:
Bill Paxton, Matthew McConaughey, Powers Boothe,
Matthew O'Leary, Jeremy Sumpter.